La Biblia no es un libro cualquiera, ella es la Palabra de Dios. No es palabra humana, toda ella nos da a conocer la verdad y toda la verdad y solamente la verdad y nada mas que la verdad acerca de Dios, su voluntad y su mensaje sin escondernos nada. Toda ella es verdad.
El Salvador del mundo mientras oraba por sus discípulos dijo esta frase: «Que somos «santificados» en la verdad que es la Palabra de Dios» Pero ¿Que significa «santificar» aquí? Bueno, la palabra santificar aquí significa: purificar, apartar, consagrar y separar algo para Dios.
En el antiguo pacto podemos ver las sombras y figuras de lo que es la santificación en el nuevo pacto. Los utensilios, el santuario y las personas eran santificados, purificados, consagrados apartados mediante elementos como el agua, la sangre y el aceite , y es por eso que vemos en el nuevo testamento pasajes que muchos por desconocer no comprenden que es la santificación, ya que vemos pasajes que dicen que somos santificados por la sangre derramada de nuestro salvador, vemos pasajes que dicen que somos santificados mediante el espíritu y aquí el Señor nos dice que somos santificados en la palabra de Dios que es la verdad. ¿Sera que la biblia se contradice? ¡No y un rotundo no! y lo que tenemos que entender es que la santificación es un proceso y toma forma cuando entregamos nuestras vidas a Dios, cuando el lava y limpia nuestros pecados con la sangre del cordero, nos sella con su espíritu santo , somos apartados para Dios , consagrados para El, y el proceso sigue, ahora debemos andar en santidad y es allí en donde la Palabra de Dios sigue siendo parte del proceso también, porque para poder creer tuvimos que oír, creer y aceptar.
La palabra fue parte de este proceso y sigue siendo parte, ya que ella nos enseña como vivir en santidad . Una adecuada perspectiva sobre la santificación de los santos debe incluir una comprensión precisa de la santidad de Dios. Su santidad es el fundamento de la santidad de los creyentes ,
1 Pedro1:14-16 dice: Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia, sino, así como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir, porque escrito está: «Sed santos, porque yo soy santo».
1Tesalonicenses 4:3-7 dice: La voluntad de Dios es vuestra «santificación»: que se aparten de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor, no en pasión desordenada, como los gentiles que no conocen a Dios; que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano, porque, como ya os hemos dicho y testificado, el Señor es vengador de todo esto. Dios no nos ha llamado a inmundicia, sino a «santificación».
Necesitamos las Escrituras para saber que es santidad y como vivir en ella Efesios 5:25-27 dice: Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el «lavamiento del agua por la palabra», a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviera mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera «santa y sin mancha». Y el mismo Señor nos vuelve a hablar en Apocalipsis 22:11 y nos dice: El que es injusto, sea injusto todavía; el que es impuro, sea impuro todavía; el que es justo, practique la justicia todavía, y el que es santo, santifíquese más todavía.
Los mismos tres elementos que eran el agua, la sangre y el aceite que se usaban para apartar algo o a alguien para purificarlo , consagrarlo y que eran figura y sombra de lo que había de venir, y hoy hallan su cumplimiento en la sangre que nos redimió para nuestro Dios, en la unción del Santo, y en el agua que es la Palabra de Dios. Dios nos santifica, purifica, aparta, consagra , ya sea como instrumentos en sus manos, como templos del Dios vivo y como sacerdotes que somos y que debemos ser. Toda ella nos enseña como agradar a Dios, limpiarnos y mantenernos sin mancha en medio de una generación perversa. Toda la verdad que hay en ella nos enseña como consagrarnos.
No deje nunca de leer las Escrituras, y no solo léala, sino que estúdiela, toda ella nos muestra y enseña como vivir en santidad para Nuestro Dios
Juan 17:17 Santifícalos en tu verdad: tu palabra es verdad.
Bendiciones