«Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán estas a él». Salmo 32:6

Las aguas son comparadas a ejércitos en la biblia, también a multitudes, guerras. Otras veces son comparadas a situaciones difíciles que enfrentar en donde el alma de muchos se inunda. Estos ejemplos tomados de las escrituras hablan de algún tipo de devastación e inclusive hasta de una física y real. Más sea lo que sea y venga lo que venga. Descansemos en sus manos porque esa inundación no llegará a ti y aunque esta llegase a ti. Aun así, Dios te puede librar como veremos en esta reflexión.

Job 22:10-12 Dice: Por tanto hay lazos alrededor de ti, y te turba espanto repentino; o tinieblas, para que no veas; Y ABUNDANCIA DE AGUA TE CUBRE. ¿No está Dios en la altura de los cielos? Mira lo encumbrado de las estrellas, cuán elevadas están.

Salmos 144:7-8 Dice: Extiende tu mano desde lo alto; RESCÁTAME, Y LÍBRAME DE LAS MUCHAS AGUAS, de la mano de los hijos de extraños; cuya boca habla vanidad, y su diestra es diestra de mentira.

Salmos 124: 4-6 Entonces nos habrían inundado las aguas; SOBRE NUESTRA ALMA HUBIERA PASADO EL TORRENTE: Hubieran entonces pasado sobre nuestra alma las aguas soberbias. Bendito Jehová, que no nos dio por presa a los dientes de ellos.

Diversos tipos de inundación vendrán, más debemos estar firmes en Él y confiando en Él y orando para que las aguas no lleguen a nosotros. La oración mis hermanos y hermanas es vital.

Salmos 18: 2-6 dice: El Señor es mi Roca, mi castillo y mi Libertador; mi Dios, mi fortaleza, en Él confiaré; mi escudo, el cuerno de mi salvación, y mi alto refugio. INVOCARÉ AL SEÑOR, quien es digno de ser alabado, Y SERÉ SALVO de mis enemigos. Me rodearon los dolores de la muerte, Y TORRENTES DE HOMBRES PERVERSOS me atemorizaron. Dolores del infierno me rodearon, me previnieron lazos de muerte. EN MI ANGUSTIA INVOQUÉ AL SEÑOR, Y CLAMÉ A MI DIOS: ÉL OYÓ MI VOZ desde su templo, y mi clamor llegó delante de Él, a sus oídos.

Habrá momentos en que tal vez igual que David por causa de su pecado, la inundación pasaba y hacía estragos en su vida, más él se arrepentía de todo corazón y se volvía al Señor y Dios le levantaba del barro y del abismo en el que se encontraba.

Salmos 69:13-17 Dice: MAS YO A TI ELEVO MI ORACIÓN, oh Señor, en tiempo aceptable; oh Dios, por la multitud de tu misericordia, por la verdad de tu salvación, escúchame. Sácame del lodo, y no sea yo sumergido; sea yo libertado de los que me aborrecen, Y DE LO PROFUNDO DE LAS AGUAS. No me anegue la corriente de las aguas, ni me trague el abismo, ni el pozo cierre sobre mí su boca. ESCÚCHAME, OH SEÑOR, porque benigna es tu misericordia; mírame conforme a la multitud de tus piedades. Y no escondas tu rostro de tu siervo; porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme.

No demos cabida al enemigo ni caigamos en sus tretas y trampas. Es tiempo de buscar al Señor de todo corazón y más que nunca en estos tiempos, para no caer en el error, para no sucumbir ante la tentación, para que la inundación no llegue a nosotros y nos inunde en el lodo, debemos estar alertas y velar en oración.

Apocalipsis 12: 15-17 Dice: Y la serpiente echó de su boca, tras la mujer, AGUA COMO UN RÍO, a fin de hacer que fuese arrastrada por el río. Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca, y sorbió el río que el dragón había echado de su boca. Entonces el dragón se enfureció contra la mujer; Y SE FUE A HACER GUERRA contra el remanente de la simiente de ella, los cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo. Los que viven en la voluntad de Dios son guardados

Mateo 7:24-27 Cualquiera, pues, QUE OYE estas mis palabras, Y LAS HACE, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Y todo el que oye estas mis palabras y no las hace, será comparado al hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó; y fue grande su ruina.

Inundaciones vendrán, claro que si, y tal vez se conjuguen el mundo espiritual, las personas, las circunstancias y tal vez todo nuestro entorno quiera ahogarnos. Más, si permanecemos en El Señor, si guardamos su Palabra, si confiamos en El, si esperamos en Él, si clamamos a Él no seremos afectados y aun si hubiésemos fallado Dios es misericordioso para sacarnos del lodo cenagoso si clamamos y nos volvemos a Él.

Con gozo diremos e invitaremos a otros a reflexionar en este salmo y lo enseñaremos para que no se nos olvide que es Dios quien nos guarda, nos libra y salva.

«Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán estas a él». Salmo 32:6