Primera Carta del apóstol Pablo a los corintios
Se escribió esta epístola con el propósito de corregir desórdenes que habían surgido en la iglesia de Corinto y para establecer ante los creyentes una norma de conducta cristiana. Así que podemos declarar su tema de la manera siguiente: la conducta cristiana con relación a la iglesia, al hogar y al mundo.


Por qué se escribió.

Pablo visitó Corinto en su segundo viaje misionero (cf. Hechos 18). Mientras estaba en Éfeso, oyó hablar de desórdenes que se habían cometido en la iglesia de Corinto, y se cree que hizo una visita apresurada a esa ciudad en esta ocasión.(Esa visita se infiere de la declaración en 2 Co 12:14, donde dice que estaba a punto de visitarlos por tercera vez. La primera visita fue hecha durante su segundo viaje misionero, y la última, después de escribir 2 Corintios). Después de volver a Éfeso, les escribió una epístola (ahora perdida) instruyéndolos acerca de su actitud hacia los miembros de la iglesia que pecan (1 Co 5:19).
Más tarde, miembros de una familia de Corinto visitaron a Pablo y le informaron acerca de las divisiones que se habían suscitado en la iglesia. Una respuesta llegó a la primera carta de Pablo (7:1) haciendo ciertas preguntas relativas a la conducta cristiana.
Para corregir los desórdenes que habían surgido, y para contestar las preguntas, Pablo escribió su Primera Epístola a los Corintios.
Podemos resumir de esta manera el propósito de Pablo al escribir esta epístola.


Para corregir los desórdenes siguientes:

1.Divisiones

2.Inmoralidad

3.Disputas entre los santos

4.Desórdenes durante la Cena del Señor.

5.Desórdenes durante el culto

Para contestar las preguntas siguientes:

1.Respecto al matrimonio

2.Respecto a la comida ofrecida a los ídolos

3.Respecto a los dones del Espíritu.

Cuándo se escribió.

Al final de los tres años de la estadía de Pablo en Éfeso (Hechos 20:31; 1 Corintios 16:5-8).

Bosquejo


I. Corrección de desórdenes morales y sociales (1 — 8)
Estudiaremos los temas siguientes:

1-Introducción (1:1-9).

2-Divisiones (1:10-16).

3-La sabiduría de Dios y la sabiduría del hombre (1:17 a 2:16).

4-Los ministros cristianos, su relación de unos para con otros y hacia los creyentes (cps. 3 y 4).

5-Inmoralidad (cp. 5).

6-Santos en los tribunales (6:1-8).

7-La santidad del cuerpo (6:9-20).

8-Matrimonio (cp. 7).

9-Respecto a las comidas ofrecidas a los ídolos (cp. 8).


Pablo denuncia las divisiones existentes entre los corintios. El espíritu de división casi había destruido el amor cristiano. Los corintios, poseídos de una admiración indebida hacia la dirección humana, se habían alistado bajo los nombres de los diferentes ministros, a quienes procuraban establecer unos contra otros como jefes rivales. Algunos admiraban el celo y poder de Pablo; otros veían en el ilustre Apolos al predicador ideal; otros que tal vez pertenecían al grupo judaizante tenían a Pedro, el apóstol de los judíos, como el líder modelo; otros aún, evidentemente desanimados por estas divisiones, se autotitulaban sencillamente seguidores de Cristo (1:12).

Pablo dedica una sección bastante larga a una comparación de la sabiduría de Dios con la sabiduría del hombre, y a la demostración de la incapacidad de este último para revelar las cosas de Dios (1:17 a 2:1-16), su reprensión y renuncia de la sabiduría y filosofía simplemente humanas se comprenderá cuando tomemos en consideración que los griegos tenían una profunda admiración hacia el saber y la cultura, y que había el peligro de que ellos redujeran el cristianismo a un sistema meramente intelectual, convirtiéndolo así en una de las muchas escuelas de filosofía que existían en su país. Era ese mismo amor
hacia la sabiduría humana lo que había conducido a una estimación indebida de la dirección humana, y que, a su vez, había resultado en divisiones entre ellos.
En los capítulos 3 y 4 Pablo ataca la raíz de la cuestión demostrando claramente la relación del ministro hacia Dios, hacia el uno para con el otro, y hacia la gente. Mientras los corintios se estaban gloriando en su intelectualidad, y estaban divididos en cuanto a la dirección, estaban tolerando en medio de ellos la inmoralidad de la clase más baja (5:1,2). Pablo, haciendo uso de su autoridad apostólica (véase Mt 16:19; 18:17,18), excomulga al ofensor (es decir, lo quita de la comunión con la iglesia), y lo entrega, por así decirlo, a la mano castigadora de Satanás (cf. Job 1:12; 2 Co 12:7), para que pueda ser llevado al arrepentimiento (v. 5). De la Segunda Epístola a los Corintios aprendemos que este hombre se arrepintió (2 Co 2:6-8).
Algunos de los corintios habían estado exponiendo a vituperio la causa de Cristo por ir al juzgado los unos contra los otros ante jueces incrédulos (6:1-8), Pablo les dice claramente que si ellos han de reinar con Cristo y juzgar al mundo y aun a los ángeles, deben ser capaces de juzgar sus propios casos y arreglar sus propias disputas.
Las palabras que se encuentran en el capítulo 6:9-20 son dirigidas en contra de una clase de gente conocida en la historia de la Iglesia como los antilegalistas. Estos eran creyentes profesantes, que yendo al otro extremo del legalismo, se declaraban enteramente libres de los requisitos morales de la ley.

De algunas de las declaraciones de Pablo al efecto de que los creyentes no están bajo la ley, y que no son justificados por ninguna observancia externa, estos herejes habían deducido falsamente que todos los actos exteriores eran indiferentes y uno podía hasta ser un criminal. Al refutar ese error, Pablo da énfasis a la santidad del cuerpo.
En el capítulo 7 Pablo contesta una pregunta de los corintios respecto al matrimonio. Debe recordarse que todas las declaraciones contenidas aquí no se hacen como mandatos (7:6), sino que muchas son sugerencias de un hombre guiado por el Espíritu, que está considerando el matrimonio con relación a las condiciones locales en Corinto (la prevalencia de inmoralidad, 7:1), y con relación a las persecuciones venideras de la iglesia (vv. 26-29). Debe notarse también que este capítulo no contiene todas las enseñanzas del Nuevo Testamento sobre el matrimonio. Para un estudio completo de la cuestión, deben investigarse las todas las referencias sobre el tema que se encuentran en el Nuevo Testamento.
El capítulo 8 trata de la cuestión de la libertad cristiana. Algunos de los creyentes corintios, que habían sido salvos del paganismo, se sentían libres en su conciencia para aceptar invitaciones a fiestas en templos de ídolos, porque, razonaban ellos, “el ídolo no es nada en el mundo, y no hay más que un Dios” (8:4). Pablo reconoció esas razones, pero les advierte a los creyentes últimamente mencionados que había cristianos más débiles que no estaban familiarizados con esos hechos, y que tropezarían y caerían en el pecado si veían a un creyente esclarecido comiendo en un templo de ídolos.


II. Autoridad apostólica (9)
En este capítulo Pablo se defiende en contra de una pequeña sección de la iglesia que estaba negando su autoridad como apóstol (6:18; 9:3). Una de las acusaciones de ellos era que él no estaba pidiendo apoyo económico porque le faltaba autoridad para hacerlo. Pablo menciona como prueba de su apostolado el hecho de que había visto al Señor (v. 1), y se refiere a ellos como una iglesia fruto de su ministerio (v. 2). Reclama autoridad con otros apóstoles (vv. 4-6). Prueba que él, como ministro del evangelio, tiene derecho al sostenimiento económico, mediante una ilustración natural (v. 7), por una cita de la ley (vv. 9,10), por una ilustración del templo (v. 13). Luego explica por qué no había hecho uso de ese derecho: no deseaba estorbar al evangelio llegando a ser una carga para la gente (v. 12: cf. 2 Ts 3:8,9) el hecho de predicar el evangelio sin ser carga era su recompensa (v. 18); al predicar el evangelio se consideraba sencillamente un “siervo inútil” (v. 16; cf. Lc 17:10) porque sólo estaba cumpliendo con su deber (v. 16).
Pablo está dispuesto a echar a un lado sus derechos y adaptarse a todas las condiciones, y a toda clase de hombres para poder salvar unas cuantas almas (vv. 19-23). Tiene una buena razón para hacer estos sacrificios. Porque así como los deportistas griegos, durante su período de entrenamiento, se negaban muchos placeres y comodidades, y se sujetaban a tareas duras para poder ganar una corona de hojas, de la misma manera él estaba dispuesto a hacer sacrificios para poder ganar una corona incorruptible (vv. 24-27).


III. Orden de la Iglesia (10 — 14)
Bajo este subtítulo estudiaremos los temas siguientes:

1-Una advertencia en contra de caer de la gracia (10:1-13).

2-La libertad cristiana y la idolatría (10:14-13).

3-La conducta de las mujeres en las asambleas (11:1-17).

4-Desórdenes durante la Cena del Señor (11:18-34).

5-Los dones del Espíritu, su diversidad y distribución (cp. 12).

6-El espíritu que ha de regular el uso de estos dones (cp. 13).

7-Las reglas para su regulación en las asambleas.


Aun cuando los corintios han recibido grandes bendiciones y han sido beneficiarios de la gracia de Dios, Pablo les advierte que hay una posibilidad de caer de su elevada posición espiritual. Prueba esto mediante una comparación de ellos con Israel.
En el capítulo 10:14-33, Pablo continúa el tema del capítulo 8; es decir, la libertad cristiana con relación a frecuentar las fiestas paganas. A aquellos cristianos que se sentían libres para asistir las fiestas paganas (cf. 8:10), Pablo pronuncia una advertencia en contra de caer en los lazos de la idolatría. Aun cuando los cristianos puedan sentirse libres para disfrutar de algunas libertades, han de considerar si esas indulgencias son para edificación de los creyentes en general (v. 24). Al comprar en la carnicería, los cristianos no han de preguntar si la carne ha sido ofrecida a los ídolos, para evitar una inquietud innecesaria de su conciencia (v. 25). Pero si un cristiano acepta una invitación para comer con una amistad pagana, y se le dice que la comida ha sido ofrecida a los ídolos, no debe tocarla, porque al participar de ella bajo esas circunstancias, le haría aparecer que estaba condescendiendo con la idolatría, y su acción sería una piedra de tropiezo para muchos (vv. 27-29).
El capítulo 11:1-16 trata de la conducta de las mujeres en las asambleas. A primera vista, parece que los versículos tratan de la cuestión si debe o no una mujer usar velo en la iglesia. Pero leyendo más profundamente descubrimos que tratan de larelación de la mujer al hombre, ordenada por Dios. El versículo 3 parece ser la clave de esta sección. En la época de Pablo, las mujeres usaban un velo como símbolo de su sujeción al hombre. El evangelio le había dado a la mujer una libertad que antes
nunca había tenido, aboliendo la distinción de los sexos en lo que respecta a la salvación y el estado de gracia (Gálatas 3:28). Parece que por causa de esta libertad, las mujeres de Corinto reclamaban igualdad con el hombre en todo respecto, y como una declaración abierta de este derecho, venían a profetizar y a orar sin el velo. Al hacerlo así violaban el orden divino que es como sigue: Dios es la cabeza de Cristo; Cristo del hombre; y el hombre de la mujer (v. 3).Era muy sabido también que las prostitutas sagradas de los templos paganos se rapaban, y es por ello que también habla del velo natural de la mujer que es su cabello.
Los versículos restantes de este capítulo tratan de los desórdenes en la Cena del Señor. Tal parece, que antes de participar de la Cena del Señor, los creyentes participaban de una comida común juntos, conocida comúnmente como la fiesta de amor. Durante esta fiesta, muchos de los corintios cedían a la glotonería y a la embriaguez (vv. 20-22), con el resultado de que no estaban en condición adecuada para participar del sacramento. Después de explicar lo sagrado y el significado de Cena del Señor (vv. 23-26), Pablo les advierte a los cristianos en contra de participar de ella indignamente (vv. 27-29), para que no caigan bajo el castigo divino (vv. 30-32).
Los capítulos 12, 13 y 14 tratan del tema de los dones espirituales. El capítulo 12 trata de la diversidad y distribución de los dones; el capítulo 13, del espíritu que debe caracterizar su uso; el capítulo 14, de las reglas que rigen su manifestación en la asamblea.


IV. La resurrección (15)

El capítulo 15 es el gran capítulo de la resurrección en la Biblia. Pablo se vio obligado a tratar de la doctrina de la resurrección de una manera bastante cabal, porque había habido una negación de tal doctrina. Tal vez interpretando mal la enseñanza de Pablo respecto a la resurrección espiritual del pecado, algunos habían pensado en eso como la única resurrección; otros probablemente, que pertenecían el grupo de los antilegalistas (véanse las notas del cp. 6:9-20), no les interesaba ver la resurrección de un cuerpo del cual habían abusado mediante los pecados de la impureza.


V. Conclusión (16)
Resumiremos el capítulo 16 de la manera siguiente:

1-Respecto a la colecta para los santos judíos asesinados (vv.
1-4).

2-Respecto a la visita que Pablo intentaba hacer (vv. 5-9).

3-Respecto a la visita de Timoteo a ellos (vv. 10,11)

4-Respecto a Apolos (v. 12).

5-Exhortaciones y saludos (vv. 13-24).

Para poder imprimir el contenido de Corintios en la mente, hay que aprenderse de memoria el siguiente resumen de los capítulos:

1-Divisiones.

2-Sabiduría de Dios y sabiduría del hombre.

3-Ministros.

4-Ministros (continuación).

5-Inmoralidad.

6-Santos en los tribunales.

7-Matrimonio.

8-Libertad cristiana.

9-Autoridad apostólica.

10-Idolatría.

11-La Cena del Señor.

12-Dones.

13-Amor.

14-Desórdenes en el culto.

15-Resurrección.

16-Saludos